POEMA XII (De luz y sombra)
XII
Padre,
la Tierra tiene cicatrices
en su azulada piel.
El alba lanza un desgarrador gemido
por los pueblos cubiertos de cenizas
fermentadas con lágrimas de crudo.
El horizonte destila harapos sin nombre.
Borbotea una lluvia de delirantes pesadillas.
Padre,
cada tarde,
la negra codicia del Norte
apresa el delicado trino del aire
con sus alargadas alas de metal.
Y con sus dientes de fuego
derriba los venerables muros de Iraq.
Padre,
han reinventado la Historia
junto a una hoguera de whisky
y de verdes aceros nocturnos.
El altruista señor del Norte
ha puesto grilletes a los claveles
y sus pétalos caen despedazados
sobre la tierra mancillada.
Padre,
qué locura.
¿Queda alguna esperanza?
Del libro: "De luz y de sombra"
Padre,
la Tierra tiene cicatrices
en su azulada piel.
El alba lanza un desgarrador gemido
por los pueblos cubiertos de cenizas
fermentadas con lágrimas de crudo.
El horizonte destila harapos sin nombre.
Borbotea una lluvia de delirantes pesadillas.
Padre,
cada tarde,
la negra codicia del Norte
apresa el delicado trino del aire
con sus alargadas alas de metal.
Y con sus dientes de fuego
derriba los venerables muros de Iraq.
Padre,
han reinventado la Historia
junto a una hoguera de whisky
y de verdes aceros nocturnos.
El altruista señor del Norte
ha puesto grilletes a los claveles
y sus pétalos caen despedazados
sobre la tierra mancillada.
Padre,
qué locura.
¿Queda alguna esperanza?
Del libro: "De luz y de sombra"
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